En estos últimos años de gobiernos progresistas el canto de raíz folclórica sufrió grandes cambios en su temática, en sus intérpretes, en sus autores, en sus escenarios llámese geográficos y artísticos.
Con el ingreso del mercado musical al país a través de los medios televisivos los artistas uruguayos se tuvieron que adaptar a los cambios que este implementó para el mundo.
Se realizan grandes festivales en escenarios enormes utilizando todas las nuevas tecnologías en el sonido, luces, escenarios, puestas en escena, para que el producto artístico y musical sea bien vendido y que sea redituable.
Esta nueva situación trajo aparejado cambios muy grandes en las integraciones de los llamados músicos de raíz folklórica, ya que tuvieron que dejar sus guitarras para formar poderosas bandas de músicos que vendieran el espectáculo. Esto ocurrió con todos los shows de Latinoamérica y con todos los artistas que recreaban sus músicas de raíz folklórica, Colombia, Argentina, Chile, Brasil y también llegó a Uruguay. Tras estos grandes shows vienen los videos clips para utilizar a través de las redes sociales o en la televisión.
La mayoría de los artistas uruguayos no estaban preparados para estos cambios tan profundos y es por ello que solo un pequeño grupo quedó incluido en estas nuevas reglas del mercado.
Se precisan nuevos productores y mucho dinero para poder llevar adelante estos nuevos proyectos, por ejemplo bandas integradas por ocho músicos eleva el presupuesto tanto en la presentación de espectáculos como en los ensayos y estos se realizan preparando las estrategias que se van a presentar en el show acá se llaman festivales.
A estos festivales concurren miles de personas, en el último festival de Durazno se calcularon varias decenas de miles de personas por noche (a pesar del mal tiempo)
El público que también a través de los medios televisivos cambió su gusto estético prefiere esta nueva forma de interpretar y sentir la música de raíz folclórica, sin embargo quedaron excluidos aquellos que todavía quieren mantener sus creaciones con las músicas de raíz aproximándose a las originales.
Ahora en la semana de Turismo (para los batllistas de José Batlle y Ordoñez), semana Santa (para los católicos) y semana criolla (para los que se refieren al campo), en Montevideo se concentra en el predio de la rural ubicada en el Prado de Montevideo y por una semana los visitantes asisten a jineteadas, payadas y en distintos escenarios a un variopinto de cantores y cantoras que alguien llamará de folklore.
Sin embargo este año 2017 la grilla de artistas que participan en uno de los escenarios, el denominado Alfredo Zitarrosa, por decisión de las autoridades de la división Cultura de la intendencia de Montevideo, contrato además de algunos referentes del folclore o como algunos todavía llaman “Canto popular” a otros artistas de géneros diferentes al folclore. La intendencia está en todo su derecho de contratar a quien crea conveniente para los espectáculos, pero debería quitarle el nombre de semana criolla y ponerle otro por ejemplo feria de abrazo cultural y al escenario cambiarle de nombre.
El otro escenario que existe gracias a la intervención de los gremios montevideanos y de la Federación Uruguaya de Músicos. Se le denominó Aníbal Sampayo y es donde se van a presentar la mayoría de músicos del género de raíz criolla, quedando fuera de la fiesta del prado muchos cantores y cantoras que antes habían participado.
Menos fuentes de trabajo.
Evidentemente la dirección de cultura de la Intendencia de Montevideo no demuestra interés por mantener la música de raíz criolla o folclórica como uno de sus símbolos identitarios. Estamos en tiempos de transición con respecto a este género musical. Hay más artistas pero tienen menos oportunidades de mostrar sus obras.
Y después en Montevideo esto no se repite hasta el año próximo. Y también por estas fechas finalizan los festivales del interior, se acaba la zafra. Son varios meses que los que pretenden vivir de su arte deben buscar otras alternativas. Los más privilegiados realizarán alguna gira internacional, otros suministrarán clases, otros crearán nuevas canciones, otros si tienen oportunidad grabarán algún fonograma, pero la mayoría pasará a un seguro de paro, muy poco visible por el resto de la sociedad. Los programas dedicas a este género tanto en radio como en tv, cada vez son menos, y en los que se mantienen casi siempre se difunden los mismos nombres.
Se necesita un estremecimiento que sacuda el género con nuevas canciones, con nuevas ideas, y además se necesita que los artistas se unan para lograr una salida de este embrollo.
Tabaré Arapí – presidencia de FUDEM